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Acuerdos y desacuerdos

Opinión

Germán Vargas Lleras Cambio Radical

Acuerdos y desacuerdos

El presidente electo ha lanzado la propuesta de un gran acuerdo nacional y ha comenzado su construcción a partir del diálogo con las fuerzas políticas, sociales y empresariales del país. En general, se percibe un buen ambiente, de no confrontación, de no revancha, llamado a deponer los ánimos, pasar la página.

En principio, ese gran acuerdo nacional para la paz, la justicia social y el medio ambiente suena bien y cobra mucho sentido para un país que tras las elecciones ha quedado polarizado y maltrecho. Pero es difícil llegar a acuerdos sobre meros postulados.En las declaraciones de Jaime Urrego, asesor de Petro en temas de salud, no veo más que coincidencias sobre una futura reforma. Hay que mantener el sistema de aseguramiento, eliminar la tercerización del empleo, avanzar en prevención con el modelo del médico de familia y garantizar el pago oportuno a las clínicas. Estos postulados hacían parte de nuestra iniciativa que no supo defender el minsalud. Increíble que sea en el próximo gobierno donde se puedan concretar.

Otro buen ejemplo es el del sector agrícola. Desde 2010 coincidimos en que Colombia no puede continuar con más de 20 millones de hectáreas productivas dedicadas al engorde de ganado de pastoreo, y sobre todo al engorde del valor de la tierra en pocas manos. Esto tiene que cambiar.

En asuntos de infraestructura, vivienda y agua potable, tampoco parece imposible concretar propósitos en el Plan de Desarrollo sobre un conjunto de obras por ejecutarse y la forma de financiarlas en el próximo cuatrienio. El tema más espinoso sería el manejo de la Hacienda pública, el déficit fiscal, el endeudamiento y, de la mano de estos, la temida reforma tributaria.

Creo que existe un consenso en torno a la eliminación de exenciones y privilegios, resultado de décadas de cabildeo de algunos sectores. De aquí podrían salir, como lo advierte el entrante equipo económico, cerca de 40 billones de los 80 que suman hoy, la mayoría de ellas sin plena justificación económica. Y si se avanza, como tanto lo hemos propuesto, en el combate a la elusión, la evasión y el contrabando, se podría aumentar esta cifra en no menos de 20 billones adicionales de los 90 que no se recaudan.

Compartimos también la tesis de que los impuestos deberían ser pagados no por el costo histórico de las acciones y los inmuebles, sino por el costo comercial de estos. Esta reforma sí sería la gran revolución que podría disparar el recaudo, y de manera mucho más eficiente. Y permitiría abandonar la idea de revivir impuestos antitécnicos y confiscatorios como del patrimonio o el de renta presuntiva, que nos van a restar competitividad y a ahuyentar la inversión. Por ese camino, reitero mi temor de que se terminen saliendo las 5.000 personas naturales, que es a lo que quedó reducida la tributación en patrimonio después de que 50.000 fijaron su residencia fiscal en el exterior o renunciaron a la nacionalidad colombiana.

Si están pensando en recibir 50 billones más, creo que solo con estas medidas sería suficiente. No sería necesario elevar más las tarifas en renta, hoy en el 35 %, ni desmontar el descuento del ICA o afectar el gravamen a los dividendos, como han anunciado. Los invito a que repasen las recomendaciones de la Misión de Expertos y sean conscientes de que ya la tasa de tributación de los negocios es del 70 %, cuando en los países desarrollados oscila entre el 20 y el 35 %. Toca sacar papel y lápiz y hacer las cuentas.

Igualmente importante será conocer en detalle lo que están pensando sobre reforma de la justicia, reforma laboral y reforma pensional.

Más difícil será abordar los cambios institucionales, en particular eventuales reformas de la Constitución. Es cierto que el presidente electo se ha pronunciado al respecto para ofrecer garantías. No creo que sobre un mayor compromiso una vez posesionado. Si alguna línea roja identificamos con el nuevo gobierno, es esta.

Por lo pronto, saludo la invitación a dialogar. Yo estoy seguro de que los partidos y movimientos políticos estarán atentos a escuchar las propuestas y a buscar los consensos necesarios. Pero dependerá de la apertura, del respeto y de la construcción de confianza que lleguemos a ese gran acuerdo nacional o al también posible y costoso gran desacuerdo nacional.

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