Balance electoral
Por: Germán Vargas Lleras
Los grandes ganadores del domingo fueron la Alianza Verde y los partidos alternativos o independientes, todos de izquierda o centroizquierda. Ganaron 6 de las 7 principales capitales del país: Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cúcuta y Cartagena, y, con la excepción de Barranquilla, también avanzaron en muchas otras ciudades. No es poca cosa si tenemos en cuenta que, sumadas estas ciudades, representan el 70 por ciento del electorado colombiano que definirá la próxima composición del Congreso, así como el futuro presidente. Se hicieron con el poder regional, del cual carecían.
Los partidos tradicionales presentaron unos resultados relativamente satisfactorios, y cada uno, como es natural, trató de rescatar el máximo de elegidos en coaliciones para cobrarlos como propios. Las cifras ciertas son: Cambio Radical ganó en 16 gobernaciones, 5 con candidatos que claramente han militado en el partido. A los liberales, que tienen la mala costumbre de maquillar los resultados, tampoco les fue mal, pues ganaron en 15 y pueden acreditar como propias también 5. Igual a ‘la U’, que participó en 15, pero puede reclamar claramente 3, y el Partido Conservador, que adelantó coaliciones en 15, avanzó ganando 6.
En Bogotá, por algo más de 86.000 votos de ventajase eligió a Claudia López. Fue una lástima que la reforma constitucional que estableció la segunda vuelta en Bogotá no entrara en vigor sino para la siguiente elección. Hubieran sido muy interesantes los realineamientos para esa segunda vuelta y se hubiera evitado que la próxima alcaldesa gobernara con 35 por ciento de apoyo en las urnas, como les ocurrió a Peñalosa y a Petro en el pasado reciente.
Es de destacar que fueron todos muy buenos candidatos. Claudia López finalmente cristalizó a su favor la campaña por el referendo anticorrupción y su participación como fórmula de Fajardo en la elección presidencial, además de su reconocida trayectoria en el Congreso. Le deseo lo mejor en su gestión. Coincidimos con algunas de sus propuestas, en particular en los temas de infraestructura.
Galán hizo una campaña ejemplar y obtuvo una votación extraordinaria. Vivió de cerca en mi campaña presidencial todos los errores que se cometieron y, estoy seguro, aprendió lecciones invaluables que le permitieron sintonizarse con el electorado, arropado en la bandera de la independencia. No así Miguel Uribe, que siendo extraordinario candidato incurrió en las mismas equivocaciones que yo cometí: haber adelantado recolección de firmas para terminar coavalado por partidos tan antagónicos como el Centro Democrático y el Partido liberal, los conservadores, los cristianos y también los ateos, todos; posicionarse como el candidato del continuismo de Peñalosa, ufanarse de ser el mejor ejecutor y la persona de mayor experiencia, confiar en que la estructura electoral de los concejales a quienes había cultivado desde la Secretaría de Gobierno marcaría la diferencia. Todos, graves errores que antes parecían virtudes.
La Colombia Humana, a diferencia de lo que muchos piensan, demostró mantener muy fieles militantes. De ahí el resultado de Hollman Morris, que obtuvo una para nada despreciable votación de 427.000 votos. Y cómo no destacar el resultado de Petro hijo en el Atlántico, donde obtuvo casi 200.000 votos. Algo impensable hasta ahora.
A Santos no le fue nada mal en estos comicios. Todos sus exfuncionarios que se presentaron salieron elegidos. Pero no se puede decir lo mismo de la llamada Colombiana Renaciente, cuyo resultado a nivel nacional se concretó en dos diputados y su lista al Concejo de Bogotá ni siquiera pasó el umbral, dejando por fuera a Clara López, magnífica candidata.
Y, por supuesto, en mis largos años yo jamás había presenciado un resultado similar en unas elecciones regionales al obtenido por el partido de gobierno, el Centro Democrático. Pero lo que les ocurrió ha sido bastante comentado, y no quisiera echar más sal en la herida.
Lo que queda ahora es gobernar bien y pasar de la agitación y la crítica implacable a mostrar resultados. Menos ideología y más acción para resolver los problemas de nuestras regiones y ciudades.