Difícil decisión
Por: Germán Vargas Lleras
Difícil decisión la que tendrá que tomar el Presidente el próximo 27 de abril, cuando se cumple el periodo de aislamiento. ¿Se van a extender las restricciones actuales o, por el contrario, se irán abriendo sectores en el marco de estrictos protocolos? Ha señalado el ministro de Salud que los resultados de la cuarentena son muy positivos, que se han conseguido los objetivos de aplanar la curva de contagios y fortalecer la capacidad hospitalaria. En síntesis, que estas semanas de aislamiento han permitido salvar miles de vidas. Pero lo que se ha ganado podría perderse muy rápidamente si la ‘apertura’ se produce prematuramente, es decir, antes de haber conseguido una tasa de contagios igual o inferior a uno, que entiendo es lo que el Gobierno espera suceda en la última semana de abril.
Como toda apertura implica mayores contagios y fallecimientos, la decisión entonces se ubica más en el ámbito de la salud pública que en aquel de las naturales afugias económicas y empresariales. Visto desde la capacidad de nuestras clínicas y de nuestro personal médico, la pregunta es si estaremos preparados para dar este paso. A tan pocos días de que ello pueda ocurrir, no me cansaré de insistir en que se agilice el pago de las cuentas pendientes con el sector por cerca de 11 billones de pesos, en desarrollo de la ley de punto final. Pero el decreto reglamentario ‘curiosamente’ no se expidió en el marco de la emergencia económica, lo que hubiera permitido abreviar términos, y esto implicará que los primeros desembolsos no se podrán hacer antes del mes de agosto, comoquiera que el decreto fija un plazo de tres meses para que la Adres (banco de la salud) publique las especificaciones técnicas y operativas para proceder al pago y diez días adicionales para formular comentarios. Además, los desembolsos quedan supeditados a los cupos que finalmente apruebe el Confis, y todo esto limitado al régimen contributivo y no al subsidiado. Vaya manera de atender el llamado urgente de las entidades y profesionales que están poniendo el pecho a la pandemia.
Cito el ejemplo de la Fundación Santa Fe, entidad de reconocida reputación y muy cercana a mis afectos, pero que podría ser el de cualquier centro hospitalario que no esté integrado verticalmente a ninguna aseguradora. El sistema le debe más de 125.000 millones, que incluye deudas de Coomeva y Medimás, entidades que no dan ninguna respuesta. Y, como la demanda por los servicios se ha reducido en un 60 %, el sostenimiento de la clínica está comprometido. Solo en abril esperan tener un déficit de 7.000 millones. Con sus propios recursos y haciendo un esfuerzo descomunal, triplicaron las unidades de cuidados intensivos, pero como van las cosas difícilmente llegarán al mes de agosto, cuando recibirán los primeros desembolsos. Urge un plan de salvamento.
Una solución para atender el pago de la enorme cartera vencida del sistema sería acelerar la aplicación del mencionado decreto y, mientras se realizan las auditorías y los trámites de las EPS, poder realizar anticipos como abono a estas deudas. La idea de una remuneración atada a la capacidad instalada y la disponibilidad debería analizarse por el Gobierno mientras subsista esta situación. Anticipos, giros directos, servicios prepagados y remuneración por disponibilidad garantizarían una mejor salud financiera al sector.
Y en lo institucional, el Gobierno tiene que evitar que se repita la historia del anterior y por cierto excelente ministro, Juan Pablo Uribe, con el superintendente de Salud. La actual situación no resiste dos ministros. El superintendente, en vez de estar haciendo anuncios y anticipando decisiones que les competen al ministro y al Presidente, debería ocuparse en cumplir sus funciones, entre las cuales está asegurarse de que las EPS giren oportunamente los recursos a los prestadores y de que el personal médico reciba los implementos de protección.
P. D.: habilitadas las sesiones del Congreso, qué mejor momento para agilizar la aprobación de la reforma del sistema de salud, que incluye, entre otras cosas, la remuneración a los médicos residentes, de la que hoy carecen.