El Plan Marshall criollo
Por: Germán Vargas Lleras
Pena debería darnos con el famoso secretario de Estado norteamericano George Marshall, padre de la recuperación económica europea de la posguerra, al haber tomado abusivamente su nombre para hacer un paralelo con el siniestrado plan de infraestructura nacional.
Ya es hora de admitir que ninguno de los proyectos del programa de concesiones rebautizado como 5G iniciará obras en este gobierno. La reactivación asociada a este programa se frustró y se limitó a supervisar lo contratado por el anterior gobierno, 24 concesiones que ya estaban rodando. Al próximo le corresponderá ocuparse de las 22 iniciativas de la 5G, pues del actual solo quedarán los anuncios. Como dirían, mucho tilín tilín y cero paletas de la Vicepresidente y ahora canciller, de su ministra de Transporte y de su flamante equipo de Ani, Invías y Aerocivil.
El Congreso Anual de Infraestructura será el escenario propicio para seguir haciendo anuncios de proyectos y obras que jamás se realizarán, a solo 10 meses de terminar el Gobierno. Sin el menor rubor, la ministra había anunciado inversiones por 111 billones de pesos, luego propuso otras por 75 billones para 82 proyectos, que solo cabían en su imaginación. Añade el Invías que en su entidad se ejecutarán, de aquí a agosto, 50 grandes proyectos por 11,4 billones, que se sumarán a los 25 billones del también frustrado pero bien publicitado Compromiso por Colombia. ¿En qué van, señor Gil, los cacareados 132 proyectos para 1.900 km, 510 de red primaria, los 365 de secundaria y los 750 de red terciaria? Nada, solo anuncios. Ya va siendo hora de que les pongan la cara al Presidente y, sobre todo, al país por tanta desfachatez.
Y qué tal el plan maestro ferrocarrilero de la Vice, que incluía el Ferrocarril del Pacífico, la Dorada-Chiriguaná, el tren de Medellín al mar y la Red de ferrocarriles de Antioquia, entre muchos otros. O del proyecto de ley ferrocarrilero. Pues nada. Ni un durmiente, o mejor dicho, solo durmientes.
La cruda realidad es que no quedará nada distinto al modesto proyecto de Malla vial del Valle, que este gobierno tampoco tendrá oportunidad de ver arrancar y la firma del contrato de la APP privada de Caribe 2, que estaba listo hace 3 años, en la que el Estado no debe poner ni un peso y que casi sucumbe bajo la coordinación de la Vicepresidenta.
Para ser más precisos, a corte de septiembre de este año, la ejecución presupuestal de inversión por obligaciones acumuladas de todo el sector infraestructura es del 22 %. Este indicador me gusta, pues refleja con exactitud lo realmente ejecutado en obras. La campeona es la ANI, con un 4 %; la Aerocivil, con un 21 %; la Agencia de Seguridad Vial, con un 8 %; el Invías, con un 40 %; el propio ministerio, el 26 % y, ojo, la Unidad de Planeación de Infraestructura (Upit) ha ejecutado el 0 % de su presupuesto. Dramático, hace rato todos estos ‘gestores’ habrían debido renunciar.
Si en algo todavía quieren avanzar, propongo que alguien con mayor experiencia asuma la coordinación del sector de inmediato. A su sucesor o sucesora les recuerdo que el proceso licitatorio de la ALO sur no se ha abierto aún; la licitación de los accesos Autonorte, tramo Bogotá, tampoco; la vía Buga-Loboguerrero y Loboguerrero-Buenaventura sigue inexplicablemente en estructuración; no han contratado los 18 km de la ruta del Sol entre Villeta y Guaduas. El espacio no me permite citar los más de 50 proyectos paralizados por toda la geografía nacional. Para cerrar, el caso del tercer carril Girardot-Bogotá, contrato suscrito en octubre de 2016 y que presenta un avance de 3,18 %, bajo la responsabilidad de Conconcreto, que esta semana entró a proceso de reorganización empresarial. Me temo que en este caso, sin liquidez y de confirmarse la multa en el caso Hidroituango, no habrá tercer carril. A la fecha ni un apremio, ni una multa. ¡Qué descaro! ¡Qué coordinación!
Y qué tal la miserableza de dejar a medias y no adicionar para su terminación el contrato del tercer carril Anapoima-Bogotá, después de una inversión del concesionario y un aporte del Invías superior a 650.000 millones. Esta obra por la que transitan a diario más de 13.000 vehículos quedará inconclusa, quién lo creyera, dizque por ser la “carretera de la finca de Santos”. Así es todo. Qué mezquindad. Nuestro Plan Marshall criollo: una vergüenza.