El turismo en Popayán, mucho más que una semana de pasión
Por: Oscar Rodrigo Campo Hurtado
En las casas de más de 1.000 payaneses se alistan por estos días los elementos necesarios para cumplir con la cita anual, la tradición de las procesiones de Semana Santa. Hasta hace algunos años eran menos y solo existían los desfiles religiosos que se realizaban por el sector histórico de la ciudad. Hoy en día, hay varias procesiones que salen de diferentes barrios de la ciudad y que son organizadas por juntas y comités parroquiales, entre las que se encuentran las procesiones de Bello Horizonte, Yanaconas, Lomas de Granada, San José, Obando y María Oriente; se suman las del centro, organizadas por la Fundación Junta Pro-Semana Santa y la del Lunes Santo.
La sensación de recogimiento espiritual mantiene un pulso, por demás absurdo, con la realidad social de la capital caucana, se busca evitar que muchos puedan sacar provecho económico del mayor evento turístico, porque pueden dañar la estética aspiracional de la postal que algunos siguen esperando se materialice, sin pobreza, sin gente, sin necesidades; para que los visitantes vean todo bonito, como nuevo.
En Popayán hay una inmensa crisis económica, el flujo turístico es un pequeño paliativo para los más de 800 restaurantes y bares que se encuentran inscritos ante la Cámara de Comercio del Cauca, 236 hoteles, sumado a los cientos de vendedores ambulantes que en esta temporada podrían lograr apalancar el resto de los meses donde las ventas solo dan para subsistir. La llegada de dinero del turismo se hace exponencial y muchas personas logran un respiro en medio de la desesperanza del desempleo que los agobia diariamente.
La UNESCO y el Congreso de la República han reconocido en las centenarias procesiones organizadas por la Fundación Junta Permanente Pro Semana Santa un inmenso patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad, este reconocimiento ha logrado una inyección anual de recursos para el mantenimiento de los elementos de los pasos y también le ha permitido a la administración municipal la financiación de la organización de la procesión del sector histórico.
Los empleos que genera la industria del turismo en Popayán y en el Cauca no son de poca importancia, hay una inmensa cantidad de personas, especialmente jóvenes, universitarios y madres cabeza de hogar que derivan sus ingresos de trabajos temporales y flexibles que se acomodan a sus posibilidades.
Pero frente a este panorama hay amenazas viejas y nuevas, en las primeras está la fragilidad del orden público en el Cauca, el riesgo de bloqueo en la vía panamericana y en las segundas la inflación, la inestabilidad jurídica y el temor que generan la reforma laboral y los efectos ya palpables de la reforma tributaria recientemente sancionada.
Unas reglas de juego estáticas en lo laboral impiden el flujo natural de la oferta y demanda, pero, además, no permiten interpretar cabalmente las características del mercado laboral local y regional.
En un universo cercano a los 20.000 estudiantes universitarios, muchos de ellos de recursos limitados, que necesitan un ingreso adicional para su manutención, se debe entender la disponibilidad de la fuerza laboral para que atiendan su formación como prioridad, así como las madres cabeza de hogar que juegan con espacios flexibles que le permitan estar presentes en sus hogares, evitando todo tipo de riesgos frente a sus hijos.
Sin embargo, el panorama no es alentador, la nueva reforma laboral se convierte en una camisa de fuerza para los emprendedores en el sector turístico y gastronómico, donde la contratación en su gran mayoría se realiza por temporadas y con horarios flexibles que permiten adaptarse a las necesidades del empleado en cuanto a tiempo. Según un estudio realizado por la Cámara de Comerio del Cauca, se pudo identificar que más del 90 % de la población que actualmente labora en este sector lo componen los estratos 1 y 2, especialmente mujeres madres cabezas de hogar.
En este sentido es importante analizar los efectos de una reforma estandarizada, que obligaría, especialmente a este sector a duplicar esfuerzos y a optimizar los procesos de contratación en más de un 60%, cerrando la oportunidad a cientos de personas que hoy basan sus economías en trabajos temporales con horarios flexibles.
Es una economía nerviosa, como la que vivimos hoy en día, las medidas deben evitar maltratar el mercado, prueba de ello es lo sucedido con las empresas de transporte aéreo, pasar de un IVA del 5% al 19%, sumado a la inflación y al valor del dólar, ya lleva dos aerolíneas quebradas, cientos de viajeros con sus ahorros en vilo y miles de operadores turísticos a punto de cerrar.
Que esta Semana Santa nos permita reflexionar, valorar las industrias de servicios turísticos y logren moderar los causismos dogmáticos que pueden terminar de incendiar la economía del país.