Gerencia para la reactivación
Por: Germán Vargas Lleras
En el propósito de reactivar la economía, tanto a nivel nacional como local, los principales analistas coinciden en que el gasto público en los sectores de vivienda y obras públicas podría tener el mayor impacto en el corto plazo y en la generación de empleo. Bogotá representa el 40 % de todas las viviendas que se construyen en el país, por lo que estamos frente a una de las fuentes de reactivación más claras y con menores complejidades.
Desafortunadamente, todo indica que, como vamos, estas oportunidades se perderán inexorablemente. Veamos. A la fecha no se registra la iniciación de ningún plan parcial de los ya adoptados desde hace varios años por problemas, creo yo, fáciles de solucionar y relacionados con asuntos prediales, trámites catastrales y permisos ambientales. La realidad es que la ciudad cuenta ya con 29 planes parciales que vienen de administraciones anteriores, en los cuales podrían construirse 64.000 viviendas de interés social y prioritario y 52.000 para ingresos más altos. No es un tema menor, pues de iniciarse estos proyectos, no solo se resolvería buena parte del déficit habitacional, sino que se podrían generar más de 200.000 empleos, que se entienda bien: 200.000 y en muy breve plazo. Además, la ciudad recibiría 77 hectáreas en suelos protegidos ambientalmente y 133 adicionales para parques. Todo positivo. Un gana gana.
Como si lo anterior fuera poco, existe un potencial para aprobar otros 29 planes, pero la Administración Distrital no ha adoptado ni uno solo por su incapacidad para coordinar las más de 14 entidades que deben intervenir en el proceso. De aprobarse estos nuevos, se podrían construir 120.000 viviendas adicionales.
Esta parálisis administrativa es la responsable de que la ciudad haya tenido, según el Dane, una variación negativa del 19 % con respecto al año pasado en construcción de vivienda. No tener a la fecha un POT, aunque la alcaldesa se había comprometido a tenerlo en diciembre, dificulta mucho más poner el sector de la vivienda al servicio de la reactivación.
La alcaldesa se ha pronunciado favorablemente sobre los proyectos de Tunjuelo, el borde del río Bogotá y Lagos de Torca, pero en Planeación Distrital no hay ningún avance. Dicen que tienen dudas sobre elementos de su estructuración. Yo pienso que, más que dudas, lo que han tenido es poco o nulo interés. Por eso recibimos positivamente el cambio en esta dirección y la llegada de la nueva secretaria de Planeación, María Mercedes Jaramillo. Ojalá que ella se ocupe con prioridad de remover todos los obstáculos para la estructuración de proyectos claves como los mencionados.
Además, Bogotá está en mora de reactivar el plan de renovación urbana en el eje de la calle 26. El proyecto CAN, 48 hectáreas en pleno corazón de Bogotá, permitirá el desarrollo del modelo más avanzado en materia de infraestructura y equipamiento urbano, un parque lineal de 21 hectáreas y 66 nuevos edificios para oficinas públicas; también, vivienda y centros comerciales. Un proyecto ya maduro que podría contribuir en mucho a la anhelada reactivación.
Al tiempo que poco o nada se avanza en estos frentes, lo que sí aprobaron inexplicablemente fue la modificación del régimen de incentivos, imponiendo un límite a la densidad habitacional, lo que hará que ningún proyecto de interés social logre aprovechar los índices de construcción actualmente permitidos por el POT. Urge cambiar esta exigencia.
Y en infraestructura las cosas no van mejor. Por ejemplo, ninguna de las obras que pagamos por valorización se ha iniciado. ¿Por qué? No es solo que se necesiten las obras, sino su efecto reactivador. Si las vías no les gustan, me pregunto, qué está pasando con el plan de aceras y ciclorrutas o con el programa de conexiones peatonales. Nada arranca. Por supuesto, tampoco las entradas y salidas de Bogotá, la ampliación de la calle 13, la Autonorte o la conexión al valle de Sopó, entre otras.
Reactivar la economía de la ciudad es un reto descomunal, pero en la vivienda y las obras públicas se tienen dos sectores con enorme potencial que hay que impulsar sin pérdida de tiempo.