Justicia burlada
El alcalde de Sincelejo, Andrés Gómez Martínez, inscrito por Cambio Radical, es un fiel exponente de las trapisondas que en muchas ocasiones han convertido a la justicia en rey de burlas.
Alias el Buey y su equipo de abogados no han ahorrado recursos y leguleyadas para demorar e impedir el cumplimiento de una sentencia del Consejo de Estado que declaró la nulidad de su elección y ordenó su salida del cargo.
El increíble recorrido, que todavía no termina, se inició en 2020 y ha sido el siguiente: el pasado febrero se presentó apelación del fallo del tribunal ante el Consejo de Estado y en junio se decretó la nulidad de la elección. El mismo mes, el alcalde pidió aclarar la sentencia, que por cierto era muy clara y precisa, por lo que el Consejo de Estado negó la solicitud. De allí en adelante ha ocurrido lo inimaginable: solicitud de aclaración, que se negó; de adición, que también se negó; varias tutelas por vulneración de sus derechos al debido proceso, a la participación política, al acceso a la administración de justicia; recursos de reposición y de súplica, y luego recusación contra toda la sección 5.ª del Consejo, y después impugnación contra toda la sección segunda.
Ahora la sección 1.ª declara que fue infundada la recusación contra la 5.ª. Esta semana también resolvieron negando el recurso de súplica. Supongo pretenderá ahora que el asunto vaya a sala plena y con seguridad se recusará a todos los magistrados, a los conjueces y luego todo pasará a la Corte Constitucional vía tutela. Si aun en esa corte se confirmara el fallo, con seguridad acudirán a instancias internacionales. Para entonces ya habrá terminado el período en cabeza propia o mediante un encargado de su cuerda.
Lo importante es que cada día, cada minuto que el alcalde siga en su cargo cuenta. En tan solo estos meses en que han dilatado la ejecución de la sentencia han ocurrido hechos gravísimos. La contratación en solo el mes de julio aumentó en un 180 %. Entre junio y octubre se adelantaron 876 contratos por 29.000 millones, y el 91 % por contratación directa con empresas y personas con requerimientos y en varios casos con antecedentes de órdenes de captura por irregularidades en la ejecución de obras.
En estos dos meses también se celebraron 14 contratos de compraventa y suministros con sobrecostos, muy parecido a Emcali, y en donde todas las ofertas de menor precio fueron descartadas, entre otras razones, por no tener domicilio en Sincelejo. A ello se suman múltiples contratos de trabajo y de asesoría con personas que ni residen siquiera en el municipio y por supuesto jamás han ido a trabajar.
La perla que no podía faltar es el contrato de suministro de alimentos PAE. Después de 100 días en que los niños no recibieron alimentos, el nuevo contrato lo ganó el consorcio Por Una Niñez Feliz, con puntaje perfecto, pero en manos de alguien que nunca había prestado el servicio. El resultado fue la suspensión de pagos, raciones no adecuadas y múltiples requerimientos de los órganos de control.
La Procuraduría adelanta varias investigaciones contra el alcalde por ser el padrino de una red de contratistas, por fraude en cambio de destinación económica de predios, otra por irregularidades en la ejecución del acueducto y otras por la gallera y el estadio y las vías de San Carlos y Argelia.
La Contraloría también investiga contratos de infraestructura educativa, de conectividad, del sistema de transporte y el Acueducto. Todo lo que contrata esta administración es escandaloso y es objeto de investigaciones fiscales, disciplinarias y penales.
Este es un ejemplo alarmante de cómo se puede permanecer 4 años burlando a todo el mundo: a los electores, a la justicia y a los organismos de control, sin que nada ocurra. Y saber que esto mismo pasa en muchos municipios del país.
Y así anda, o mejor, no anda, la cuidad. La delincuencia disparada, el primer puesto nacional en informalidad, la ciudad no cuenta ni siquiera con un sistema de movilidad. Todas las obras inconclusas. ¿Cuál será el legado que deja el alcalde? Me temo que ninguno. Más pobreza y desesperanza. Pero como cada día y cada minuto de permanencia en el cargo valen oro, la pregunta es si se saldrá con la suya. Como vamos, parece que sí.
Y todavía hay quienes se preguntan si en verdad se requiere una reforma de la justicia.