Las cuentas del sindicato
El pasado 24 de agosto se llevó a cabo la asamblea de accionistas del Grupo Sura. Como reportaron los medios de comunicación, no fue una reunión pacífica, pues lo que ha salido a la luz pública es el abuso del grupo controlador, el ocultamiento de contingencias y, por supuesto, la descomunal pérdida de valor de la acción en la última década.
En la mencionada reunión, los revisores fiscales de la reconocida firma internacional Ernst & Young presentaron salvedades a los estados financieros y en concreto pidieron revisar las políticas contables de la entidad, ya que podría haber pasivos contables ocultos, en virtud de la suscripción de contratos de recompra de acciones con opciones ‘put’, que de hacerse efectivos pudieren obligar a pagos por montos de entre 3 y 4 billones de pesos. Tres contratos: uno con el Grupo Bolívar, otro con un fondo de pensiones canadiense y un último con Múnich Re, que no son ilegales pero cuyo pecado fue y es el de no haberse revelado.
Con el 51,8 por ciento de los votos, los representantes de Argos y Nutresa se opusieron a la contratación de la auditoría especial solicitada por los demás accionistas. Los que votaron en la asamblea fueron miembros de la propia junta de Sura hasta hace dos meses, lo que es posible dado el ya tradicional enroque con que han operado por años estas compañías y sus directores y gerentes.
Bien harían la Supersociedades y la Superfinanciera en indagar qué es lo que ocultan y por qué se negó una auditoría en una empresa que como Sura es la ‘holding’ del Banco de Colombia.
Los gestores de estas empresas han conseguido algo que parecía imposible: diluir a los accionistas originales de las empresas, familias antioqueñas que hoy no poseen más del 4 por ciento de las acciones de Sura, el 9 por ciento en Nutresa y el 7 por ciento en Argos. Pero en contraprestación se han convertido, algunas de ellas, en los grandes proveedores de bienes y servicios del GEA. Así las cosas, poco les ha importado el dividendo ni sus derechos como accionistas. Y fue por esta vía como los administradores se convirtieron en los verdaderos amos y señores de las empresas del Sindicato.
Administradores que para nada escatiman en lujos y gastos por cuenta de los accionistas y los pensionados. Cuatro aviones a disposición del personal directivo, entre ellos un Challenger 300, cuyo costo fue de 25 millones de dólares. Toda esta flotilla tampoco se puede apreciar en los balances de las compañías, pues se creó una sociedad, Interejecutiva de Aviación, con este propósito o, más bien, despropósito. Cómo es posible que la bonificación de salida del señor Bojanini hubiera alcanzado la estrafalaria suma de 10 millones de dólares. Vaya premio para una gestión durante la cual la acción tuvo una pérdida de más del 80 por ciento en dólares y de 55 por ciento los administradores se convirtieron en los verdaderos amos y señores de las empresas del Sindicato. en pesos entre 2011 y 2020. En plata blanca, las tres ‘holdings’ del Sindicato, es decir, Sura, Argos y Nutresa, valían en 2011 27.000 millones de dólares y llegaron a valer 7.000. ¿Quién va a responder, por ejemplo, por la inversión de Cementos Argos en los Estados Unidos por 3.000 millones de dólares en los últimos 15 años, cuando hoy todo Cementos Argos, incluidas sus inversiones en Colombia, vale 1.200 millones de dólares?
La hoy cabeza de Sura devenga en salarios, bonos y beneficios cerca de 4.000 millones al año. Me imagino que estará esperando igual tratamiento de retiro que se le otorgó al Dr. Bojanini. Todos se cubren con la misma cobija, como se dice coloquialmente. Todo esto ocurre porque los controladores, que no los accionistas, definen sus propios salarios y beneficios. En Sura, por ejemplo, existía el famoso comité de salarios y bonificaciones compuesto por el gerente de Argos y el de Nutresa. Linda cosa.
Una nota final. Los accionistas de Argos, aconsejados por los administradores, pudieron vender sus acciones en la última opa a un valor de 19.000 pesos. Hoy vale menos de 10.000. Ya sabemos quiénes pagan las cuentas del Sindicato.
P. D. Olvida deliberadamente en su nota el entonces experto en seguridad Francisco Lloreda que los recursos de inversión del Mininterior a mi cargo fueron trasladados y ejecutados por la Policía Nacional bajo los criterios del general Óscar Naranjo y no atendiendo los compromisos del Consejero. Reitero que hace bien el Gobierno en acabar con las consejerías y sus permanentes intrigas.