Legislatura con sabor agridulce
Por: Germán Vargas Lleras
Concluyó un muy atípico periodo de sesiones legislativas. Muy productivo en cuanto a número de leyes aprobadas, debates y en general actividad parlamentaria. El Congreso trabajó a toda marcha en medio de la virtualidad y lo hizo incluso en sábados y domingos. Pero el balance deja sinsabores, si se lo mira desde las urgentes iniciativas que no se presentaron, aprobaron o ni siquiera se discutieron.
Para destacar la ley que amplió el subsidio a la nómina, aunque ha debido prolongarse más allá de febrero, pues nada hace pensar que la crisis económica y social no se extenderá varios meses más. También muy positiva la aprobación del marco legal de las vacunas que, hay que recordar, tuvo origen parlamentario y apoyo del Gobierno solo meses después de presentada la iniciativa. Importante que la cobertura gratuita se haya extendido a toda la población y que también se haya consagrado la no responsabilidad de los fabricantes por efectos secundarios de largo plazo. Sin esta ley y la seguridad jurídica que otorgó, hubiera sido muy difícil no solo financiar sino, diría yo, adquirir la vacuna.
También se aprobaron las leyes de emprendimiento, salvamento a sectores agropecuario y del turismo. Aunque solo resuelven aspectos coyunturales y nada de largo plazo, hay que reconocer el positivo impacto que causarán los alivios transitorios al impuesto al consumo para alimentos y bebidas, la exención de IVA para los servicios de hotelería y turismo, y su reducción para tiquetes aéreos, así como la suspensión transitoria de la sobretasa a la energía eléctrica.
La nueva ley de vivienda también trajo avances positivos para la reactivación de uno de los sectores con mayor impacto para destacar, la seguridad jurídica, que otorgó a los derechos adquiridos en los planes parciales y en futuros desarrollos. Menciono, igualmente, la aprobación del Estatuto de Ciudades Capitales que permitirá, entre muchos otros avances, mejorar las relaciones con los departamentos. Queda pendiente la reforma al estatuto de estos últimos y el Código Fiscal de Entes Territoriales. Se convirtió en ley el proyecto de amnistía para emisoras comunitarias. No así el de apoyo a la prensa regional, que esperamos sea aprobado en los siguientes meses.
Termina el año sin que el Gobierno y el Congreso se hayan ocupado de los temas prioritarios y cuyo trámite se hará cada vez más complejo en medio del debate electoral. En el sector justicia, ningún avance, como lo advertí la semana pasada. Tampoco fue posible aprobar las reformas políticas, todas fueron archivadas. De la anunciada reforma laboral no pasó ni el tímido proyecto del teletrabajo. Muy grave que la reforma de la salud no recibiera ni su primer debate y deplorable el episodio de la falsificación de las firmas en la ponencia que ocasionó su retiro. Una explicación se le está debiendo al país. Y de la reforma pensional ni siquiera se ha radicado el proyecto, pues seguimos pendientes de las deliberaciones de otra comisión de sabios que entregará su informe en plenas elecciones. Buen momento para la discusión.
Urge la aprobación de proyectos para superar cuellos de botella, como lo son el de trámites ambientales, el de consultas previas y el de reforma de las CAR. Miles de iniciativas de desarrollo están detenidas por la falta de seguridad jurídica o celeridad en las decisiones. Sin embargo, todas estas iniciativas se hundieron o no tuvieron ni primer debate.
Como es usual, pasan a sanción presidencial decenas de proyectos de honores y homenajes. El que crea el día de la mutualidad, el que exalta el municipio de Guacarí, y el de Cereté; el que honra la memoria de Juan Nepomuceno y la de Marco Fidel Suárez, la ley del joropo, ¿o será del borojó?, y muchas otras que serán oportunamente “cobradas” por sus autores en las próximas elecciones.
Y, por supuesto, se aprobó el ‘adefesio’ creando 32 nuevos registradores delegados. También se dispuso que los inhabilitados por faltas disciplinarias no tendrán inconveniente en inscribirse nuevamente para ser elegidos. Se incluyó la paridad de género, propuesta que como quedó consagrada difícilmente incrementará la anhelada presencia de mujeres en las corporaciones públicas. Un engaño.