Los pirómanos
Por. Germán Vargas Lleras
La política pública de vivienda nada que arranca. Solo anuncios, como el lanzamiento del programa ‘Casa digna vida digna’ esta semana en Soacha, y un ministerio totalmente ausente y desarticulado. Porque conozco a fondo este sector, advierto que si la construcción de vivienda no se privilegia con políticas oportunas e incentivos correctos que le inyecten dinamismo, se van a repetir las pesadillas del pasado.
Recordemos que el sector llegó a tener más de 250 proyectos siniestrados que nunca se iniciaron o terminaron y que miles de familias perdieron sus pocos ahorros.
El país sabe muy bien que cuando existen unas reglas de juego claras, este sector responde de forma ágil y eficiente. El gobierno anterior creó una política integral e innovadora que en poco tiempo logró la entrega efectiva de viviendas, sin poner en riesgo los recursos públicos, al eliminar el desembolso de anticipos y pagar solo contra viviendas terminadas. Más de 130.000 hogares, los más pobres, se beneficiaron del programa de vivienda gratuita. Elemento clave de esa política también fue vincular el subsidio al crédito con la creación de programas novedosos como Mi Casa Ya, que permitieron a las familias pagar una cuota de crédito inferior al monto que venían pagando por un canon de arrendamiento.
La transformación de la política pública se tradujo en muy corto tiempo en la generación de miles de empleos y en la reducción del déficit habitacional urbano en casi 7 puntos. Se alcanzó el récord histórico de construcción de vivienda, llegando a edificarse más de 1’700.000 unidades, con la ventaja adicional de que por primera vez se privilegiaron más las viviendas de interés social o VIS (54 % de lo construido), generando un avance significativo en los indicadores de lucha contra la pobreza.
El impacto en el crecimiento y el empleo de este sector es único: La industria edificadora mueve cerca de treinta subsectores y casi 34 billones de pesos anuales en insumos. Y no hay industria, distinta de la construcción, que de manera inmediata esté en condiciones de vincular a centenares de miles de colombianos a un empleo.
Lastimosamente, el sector se viene marchitando a pasos acelerados, como lo demuestran los principales indicadores. Por ejemplo, el PIB de edificaciones cayó a una tasa del 7,6 %, las ventas de vivienda nueva disminuyeron 8,5 %, las unidades habitacionales licenciadas se redujeron en 11,2 %, y se presentó una contracción de 6,5 % en la financiación de viviendas de interés social.
En cuanto al anunciado programa ‘Casa digna vida digna’, este se focaliza en mejoramientos de vivienda. Muy grave, porque olvida que lo primero es seguir atendiendo a las familias que carecen de un techo. Se acaba el programa de vivienda gratuita, único instrumento para los colombianos en situación de extrema pobreza para poder acceder a una casa. Marchitan las líneas de subsidio a las familias de 1 a 4 salarios mínimos que requerían este apoyo para lograr un cierre financiero, y cancelan el subsidio a las tasas de interés en los créditos de sectores de ingresos un poco mayores que también demandaban este apoyo. Y, como ya dije, del Gobierno, solo anuncios. A la fecha no han iniciado el proceso de contratación del esquema fiduciario que administrará los recursos del ‘Semillero de propietarios’. No es claro cómo se seleccionarán los beneficiarios ni cómo se verificarán las condiciones de las viviendas que harán parte del programa. Tampoco hay información sobre metas concretas, presupuestos asignados ni la forma como operará.
Y, a todas estas, pasa de agache el ministro de Vivienda con la nueva reforma tributaria, que le dará la estocada final a la vivienda de interés social comoquiera que elimina todas las exenciones tributarias para estos programas y sin las cuales se hace inviable cualquier nuevo proyecto.
Juegan con candela en un sector que es clave para el crecimiento económico del país, la generación de empleo y la superación de la pobreza.