Motivo de Orgullo
Por. Hernando González
Representante a la Cámara del Partido Cambio Radical
Publicado por Diario Occidente
Muchos hemos escuchado la célebre frase que decía Patricia en “Betty la Fea”: “Estudié seis semestres en la San Marino”. En el contexto de la novela siempre fue motivo de gracia e incluso de falta de credibilidad frente a lo que Patricia podría hacer. No solo por el hecho de que no terminó la carrera, sino por dónde la hizo. Debajo de esa frase podemos entender algo que como colombianos aún nos cuesta cambiar y es: “Si no sales de una universidad grande, reconocida, no eres un profesional”.
Esto ha calado tan profundamente, que muchos jóvenes se ven inmensamente frustrados porque no logran entrar a una universidad pública ya que les faltó para alcanzar el puntaje, o a una universidad privada por lo costosa que es.
Lastimosamente el sistema educativo actual aún segrega a una población importante que accedió a un bachillerato público o rural y que, en muchas ocasiones, no tuvo la formación de calidad que le requería para lograr un alto puntaje en el ICFES y así acceder a una educación superior pública o lograr una beca en la educación superior privada.
Así que estos jóvenes que quedan por fuera del sistema de las “grandes ligas” entonces ¿en qué quedan? Solo tienen tres opciones: no hacer nada, salir del bachillerato a trabajar o acceder a una educación técnica o tecnológica en Instituciones de Educación Superior Pública, o TTU, que por sus precios económicos llegan a ser la opción más factible.
En el Congreso me he topado también con el “olvido” que hay alrededor de las TTU, el cual va desde la discriminación en materia presupuestal, hasta ser omitidas cuando se habla de educación superior.
¡Pero si es allí donde muchos jóvenes de escasos recursos se forman! Desde el sistema no le hemos dado la suficiente importancia y relevancia a nuestros técnicos y tecnólogos quienes hacen una impecable labor y aporte a la fuerza productiva de nuestro país, ya sea desde el sector público o el privado donde se desempeñan con la dedicación y rigurosidad que también tiene un profesional.
Ahora nuestro país se está enfrentando a una dramática cifra de ‘ninis’, de jóvenes que ni estudian ni trabajan la cual asciende a 3,2 millones para 2022.
Sabemos que el acceso a la educación superior no es fácil y que el empleo está aún más complejo, por ello cabe preguntarse ¿por qué no incentivar la educación para el trabajo?, ¿por qué no tener en cuenta las carreras técnicas y tecnológicas como un camino válido para realizar su proyecto de vida?
El primer paso será enfrentar los estigmas con la educación técnica y tecnológica y mostrarles a tantos jóvenes que no saben qué camino tomar con sus vidas, que ésta es una opción viable para ellos. Para lograr un avance en este asunto he dado los debates y adelantado gestiones para que las TTU tomen la relevancia que se merecen, reciban presupuesto y se fortalezcan para recibir a más jóvenes, aportando a la reducción de esa dramática cifra de “ninis”.
Propongo trabajar para que desde el gobierno nacional, el sistema educativo y la sociedad se reconozca el gran valor de la formación técnica y tecnológica. Demostremos que ser técnico o tecnólogo también es motivo de orgullo y un camino válido para brindar los graduados que en este momento está necesitando el país.