No quedó títere con cabeza
Por: *Germán Vargas Lleras*
Se confirmaron plenamente los presagios de lo que he venido mencionando en estas notas. El Gobierno no atendió las recomendaciones que desde diferentes sectores hemos manifestado muchos colombianos y procedió a radicar una reforma tributaria confiscatoria, discriminatoria e inconveniente en el momento más inoportuno de la crisis generada por la pandemia.
Veamos las principales perlas de este proyecto de ley, sobre el cual el Gobierno sostiene que no es una reforma tributaria, pero que tiene 14 artículos sobre como disfrazar el déficit fiscal, 17 artículos que crean gastos que lo aumentan, solo 2 artículos de risa sobre austeridad en el gasto y 129 artículos con normas tributarias.
Impuesto al patrimonio: el Gobierno revive este antitécnico impuesto a una tasa que fluctúa entre el 1 y el 2 %, que se aplicaría por 2 años, pero que de aprobarse, seguramente el próximo gobierno prorrogaría. Aquí es necesario reiterar que una economía que tiene una tasa de interés del 2 % no puede esperar que sus ahorradores tengan que destinar el 100 % de sus rendimientos al pago de un tributo. Con esta tasa impositiva, el impuesto se convierte en una simple expropiación a las personas naturales, pagadera en cuotas anuales. Nadie discute que el que gane pague impuestos y que si gana más pague más, pero no tiene justificación que quien no gane o, inclusive, quien pierda tenga que transferir su patrimonio al fisco.
IVA: el Gobierno insiste en hacer que los productores nacionales de los bienes exentos tengan que asumir el IVA de los insumos requeridos para su producción, al paso que libera completamente de esa carga a los productos importados. Esta propuesta es equivalente a establecer un arancel a los productos nacionales, que no se aplica a los extranjeros. Si el Gobierno considera que el régimen actual de exención es inapropiado, lo que debe hacer es gravar con IVA estos productos, de tal suerte que los productos nacionales al menos puedan competir en condiciones de igualdad. Trae la reforma, entre sus curiosidades, un IVA a los servicios públicos del 19 %. Crea el impuesto a vehículos y el de gasolina. Nos tiraron a matar por todos lados.
Impuesto sobre la renta de personas naturales: se plantea la eliminación de la mayoría de rentas exentas y deducciones (ahorro en fondos de pensiones, cesantías, intereses de vivienda, personas a cargo, pensiones, cuentas AFC), al tiempo que se incrementa la tasa impositiva, lo que implica incrementos en la tributación de las personas naturales de ingresos medios, superiores al 300 %. Una persona, por ejemplo, de un ingreso mensual de $ 7,5 millones al mes, que hoy tributa $ 1,8 millones al año, pasará a tributar $ 7,8 millones, lo que significa un incremento del 333 %. Igualmente se confirmó un nuevo impuesto solidario del 10 % mensual a partir del próximo semestre a los ingresos y salarios.
En materia de pensiones, se propone que tributen las que excedan de $ 4.900.000 al mes, al tiempo que se grava el ahorro voluntario a los fondos de pensiones, lo que implicará en el futuro un doble impuesto a la pensión. Es decir, resolvemos un problema de baja tributación con otro problema de exceso de tributación. ¿Por qué será que no podemos resolver nada bien?
Impuesto sobre la renta de las sociedades: se eleva al 33 % la tarifa de las personas jurídicas sobre la renta que exceda de 500 millones y al 15 % la tarifa del impuesto a los dividendos, lo cual arroja una tributación total sociedad-socio del 43,05 %. Una de las más altas de la Ocde. Reconozco, sí, el esfuerzo para empresas con utilidades menores, cuya tarifa será del 27 %. Ese es el camino.
En Colombia se está volviendo un pecado mortal prepararse y esforzarse para ser un profesional, comerciante, empresario, industrial exitoso o simple ahorrador.