Nubarrones y propuestas
Por: Germán Vargas Lleras
Se vive un generalizado ambiente de desconfianza y nerviosismo en el frente económico. Las primeras señales han venido por el lado del comportamiento de la tasa de cambio. ¿Qué explica que, después de Turquía y la Argentina, seamos el país emergente que más ha devaluado su moneda en los últimos meses? Una combinación de varios factores: las tensiones comerciales originadas entre Estados Unidos y China, y ahora con México, las cuales podrían extenderse a otros países, incluida Colombia, y el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos, que por primera vez en varios años ha llegado a representar 4,6 por ciento, uno de los más altos del mundo, y que probablemente se refleje también en la tasa cambiaria.
Un segundo frente de preocupación vino por el lado del desempleo. Cifras de dos dígitos (10,3 por ciento) que no ceden y, según los expertos, no están explicadas por la migración de venezolanos al país, como pudiera pensarse, sino, más bien, por la también abrupta caída de sectores como el de la construcción. Es preocupante que la inversión haya caído en el primer trimestre y también el mercado bursátil haya tenido un mal desempeño.
Las agencias calificadoras de riesgo no están evaluando positivamente nuestro comportamiento y ven con cierto pesimismo la capacidad del Gobierno de controlar el déficit fiscal, ante la eventual caída de los ingresos tributarios. Nadie contempla hoy un crecimiento por encima de 2,9 del PIB. Y, como si fuera poco, el clima de polarización política, cuyo origen sigue siendo el proceso de paz, empieza a amenazar otros sectores, y muy peligrosamente el económico, por las pésimas señales que arroja a empresarios e inversionistas locales y extranjeros.
Ante este panorama, pienso que varias medidas podrían adoptarse para impulsar ciertos sectores líderes que contribuyan a retomar el camino del crecimiento y la inversión. Sugiero, en primer término, preocuparse por el sector de la vivienda. En el primer trimestre, el PIB del sector cayó a -8,8. El programa Mi Casa Ya se encuentra paralizado, y las políticas adoptadas hasta ahora no han logrado ningún resultado. ¿Por qué no se relanza el subsidio a la tasa de crédito de vivienda para la clase media, el cual inexplicablemente fue eliminado? ¿Para cuándo veremos algún resultado del anunciado semillero de propietarios?
En el frente de la inversión y la generación de ingresos en el corto plazo, no veo solución más efectiva, aunque reconozco polémica, que no seguir embolatando más la expedición de la política y normativa para el desarrollo seguro y sostenible del ‘fracking’ en la explotación de nuestros hidrocarburos. En esta materia han sido valientes tanto la ministra de Minas como el presidente de Ecopetrol, pero urge pasar de las palabras a los hechos. No más comisiones técnicas, no más sabios para descubrir lo que en países mucho más exigentes que nosotros se viene desarrollando con éxito hace años. De 2.000 millones de barriles de reservas podríamos pasar a 7.000 millones, y las inversiones asociadas podrían llegar a 40.000 millones de dólares.
Finalmente, veo muy positiva la propuesta de vender algunos activos de la nación, tanto para reducir el endeudamiento como para inversión. El Gobierno debería iniciar, sin pérdida de tiempo, los procesos de enajenación de la participación de la nación en empresas como Cenit, ISA y la propia Ecopetrol. Y para que no salga, como dicen coloquialmente, lo roto por lo descosido, oponerse abiertamente a la aprobación del acto legislativo que pretende darle al Congreso el manejo sobre el 20 por ciento del presupuesto de inversión.
Sobre esos sensibles temas, que pueden dar un impulso al crecimiento económico, a la inversión y a la generación de empleo, y también contribuir a desactivar la creciente polarización y volatilidad política y a transmitir mayores niveles de confianza, es que vale la pena que avancen los acuerdos anunciados y promovidos por el presidente Duque.