Pésimo arranque
A la hora de escribir esta nota no se ha suscrito el acuerdo de garantías para el inicio de negociaciones con la Mesa del Paro. No me extraña, pues aún los líderes de la protesta se niegan a condenar los bloqueos y los numerosos y gravísimos actos de violencia ocurridos esta semana: incendio del Palacio de Justicia en Tuluá y otros 12 despachos judiciales vandalizados, amenazas a Ecopetrol, bloqueos en el Huila y en todo el país; Soacha, sitiada por peajes urbanos, 26 policías quemados, todo paralizado. ¿Cómo entender que los negociadores le sigan exigiendo al Presidente la renuncia a su facultad constitucional de declarar el estado de conmoción interior y se resistan a condenar estas acciones violentas y catastróficas?
Es cierto que ya no piden la disolución del Esmad ni la renuncia del mindefensa, pero qué dificultad para llamar las cosas por su nombre. ¿Qué es eso de “cortes temporales e intermitentes de vías”? Pues, bloqueos. ¿Y cómo llevarlos a cabo sin afectar la vida, la salud, el empleo y la provisión de alimentos, entre otros? Imposible. La cruda realidad está ilustrada por la muerte de niños en las carreteras, que fue el trágico detonante que los obligó a encarar las conversaciones. ¿Entonces es legítimo que mueran más niños en las vías porque el ejercicio de la protesta “genera traumatismos en el funcionamiento general de la sociedad”? Sin ese “traumatismo” no se puede llamar la atención, dicen los líderes de la protesta. Creo que a todos, en especial a las víctimas, nos queda claro el mensaje.
Pero hablemos del famoso pliego de emergencia que se entrará a discutir si aterrizan el pliego de garantías. En su punto primero solicita la intervención del Estado para garantizar la atención a la pandemia y la formalización laboral para los trabajadores de la salud. Qué curioso resulta que sea este mismo movimiento el que haya pedido hundir la reforma de la salud, que precisamente prohibía la tercerización del empleo en el sector salud, y que sean las marchas promovidas por ellos las principales causantes de contagios y muertes en el país. ¿Quién entiende semejante contradicción?
El pliego continúa pidiendo la renta básica de un salario mínimo o más para al menos 30 millones de personas, la moratoria en el pago de créditos hipotecarios y de consumo y en los servicios públicos. ¿Alguien ha pensado en el costo de estas exigencias? Pueden ser más de 100 billones de pesos. ¿Cómo se van a pagar si, además, paralizan el país, la producción, el empleo y los ingresos de la nación? En el punto 3 se pide la defensa de la producción nacional. Vaya curiosidad, cuando ellos mismos, con sus paros y bloqueos, están acabando con la producción nacional.
Y en el punto 4 se pide la matrícula 0 en universidades públicas y subsidio en las privadas, pero a renglón seguido, el no retorno a clases. En lo que tenemos que pensar más es en la calidad y pertinencia de la educación y en una reforma total del sistema, que fue privatizado y capturado desde hace años por Fecode.
El pliego plantea también geniales soluciones como la emisión monetaria, el uso de las reservas internacionales, la renegociación de la deuda externa y una moratoria temporal. ¿Qué opinarán nuestros economistas criollos de estas propuestas?
Yo me pregunto: ¿qué tanto reflejan estas peticiones de emergencia el sentir y querer del movimiento de protesta? ¿Y qué tanto representan estos negociadores al movimiento ciudadano y en particular a los estudiantes?
La verdad es que el paro tiene a la gran mayoría de la gente indignada y afectada. Las encuestas indican que un 70 % de los colombianos están en desacuerdo con los bloqueos y con que el paro continúe. Además, les atribuyen a extranjeros y a bandas criminales y guerrilla la autoría de los desmanes. El daño al país ha sido colosal y, por supuesto, ya empieza a pasar factura a sus promotores.
P. D. Con la firma del acuerdo del “corredor humanitario por la vida y la paz” en Buenaventura, el Gobierno legalizó el bloqueo y entregó la soberanía sobre el territorio nacional. Ahora es el comité del paro el que decide qué transita y qué no por las carreteras y a qué horas, se prohibieron las exportaciones y se perdió cualquier asomo de autoridad del Estado. Con este arranque, ¿qué podemos esperar?