Pésimo precedente
Retomando mis preocupaciones de la semana pasada con las invasiones de la propiedad privada a lo largo y ancho del país ante la mirada inactiva y, ojalá no complaciente, de las autoridades, ahora resulta que también un grupo de no más de 15 manifestantes con un pliego de peticiones desmesurado puede poner en jaque la generación de energía eléctrica nacional, bloqueando la entrada a la principal generadora de energía en el Guavio.
Con el bloqueo lograron una intervención inmediata en la vía, el envío de maquinaria, la autorización de la ANM para extraer materiales, que la generadora pague estudios y que el Gobierno financie por 300.000 millones la recuperación de una vía terciaria. Por supuesto, cada semana sin arreglo causó enormes perjuicios en este mes que duró la barricada. Con la generadora al 20 por ciento de su capacidad instalada, el riesgo para 2 millones de personas de sufrir cortes y la presión mediática, finalmente se levantó el paro.
No es un tema menor, pues estos bloqueos amenazan la atención de la demanda eléctrica y también pueden conllevar alzas en las tarifas que afectan a todos. Lo de El Guavio se ha repetido en Meriléctrica, Termocandelaria y La Miel, pues la regla general es que las autoridades no intervienen hasta no agotar el diálogo. En todos los casos, la Policía manifiesta no estar autorizada para actuar. El ejemplo y precedente no pueden ser peores.
Por este camino se paralizarán los aeropuertos, los puertos, las refinerías, las vías y otras infraestructuras críticas para la economía nacional, y también cualquier empresa privada. Todos legitimados por la política gubernamental de dialogar, concertar, charlar y no actuar.
A las vías de hecho se ha sumado ahora la amenaza de intervenir el mercado eléctrico. Pésimo mensaje también. Creo que es imperativo para el Gobierno Nacional, el Congreso y las autoridades regionales y locales abordar el debate de las tarifas eléctricas con responsabilidad, sin protagonismos mediáticos y sobre todo sin populismo. Mejor dicho, sin meterle politiquería.
En mi opinión, el tema de las tarifas hay que mirarlo en dos dimensiones. Por un lado, la respuesta de coyuntura que permita bajarlas ya. La propuesta presentada por la Creg se está abriendo paso con el apoyo de todos los actores de la cadena. La respuesta tiene que ser urgente, pues el incremento de las tarifas está impactando terriblemente el bolsillo de los hogares y las empresas en el país. Pero la culpa no puede atribuirse a los agentes, ya que obedece a múltiples factores, algunos de ellos ni siquiera controlables, como la inflación, la devaluación de nuestra moneda y las tasas de interés locales e internacionales.
Además de lo inmediato, en el mediano y largo plazo también deben adoptarse otras medidas como cambiar la fórmula de indexación de la tarifa, hoy el índice de precios al productor (IPP), para pasar a un índice sectorial que se acomode más a la realidad de los costos del sector e impida que estos se disparen por razones ajenas a él.
Pero estos ajustes deben verse como naturales en cualquier sistema. La propia regulación ha previsto cómo deben realizarse, siempre dentro de la institucionalidad y la legalidad. Reconozco que la ministra Vélez ha abordado el tema adecuadamente, con oportunidad, apertura y ánimo de escuchar a los agentes. Y en respuesta observo que las empresas de toda la cadena, también preocupadas por la situación coyuntural, pondrán de su parte.
Pero otra cosa es cuestionar un modelo de prestación que ha sido exitoso en los últimos 30 años, es reconocido en el mundo entero y ha permitido aumentar las coberturas a más de un 98,5 por ciento en el país, llevar la calidad del servicio a los mejores estándares latinoamericanos y a precios que, salvo por momentos de coyuntura, han sido competitivos.
Finalmente, celebro la sensatez que se ha dado al manejo del incremento del precio de los combustibles, en donde parece primó la responsabilidad fiscal por encima de consideraciones políticas, por cierto no menores. Claramente es insostenible el nivel del subsidio al combustible que hoy tenemos. Esta muy impopular decisión, que espero se adopte pronto, hay que apoyarla y no hacer populismo barato contra el Gobierno por hacer lo que es serio y necesario frente a semejante problema.