POT por acuerdo
Por: Germán Vargas Lleras
El Concejo distrital se ocupa este mes del estudio y la aprobación del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad.
El reto es enorme y apasionante. Definir la ciudad de los próximos 12 años. En dónde y cómo se construirá la vivienda para más de 1 millón de nuevos habitantes, por qué vías nos moveremos y qué tipo de transporte utilizaremos, cómo serán las relaciones de la ciudad con la Sabana y los municipios vecinos, qué futuro les espera a nuestros cerros orientales y al río Bogotá. Cómo proyectar esa ciudad consultando, a la vez, nuestras realidades e idiosincrasia, las tendencias y necesidades de las ciudades modernas, y cómo conseguirlo lejos de los intereses políticos y de los particulares. Cómo se explica que Bogotá puede llevar 8 años sin la fundamental herramienta del POT, una vergüenza.
El proyecto presentado aspira a frenar el crecimiento desordenado e insostenible de la Sabana, pues apuesta a producir dentro de la ciudad las viviendas requeridas para las siguientes generaciones. Grandes proyectos como Lagos de Torca, Ciudad Norte, Ciudad Usme, Ciudad Río y Lagos del Tunjuelo permitirán atender con elevados estándares de calidad la demanda de vivienda de estratos populares, haciendo el mejor uso de los subsidios y programas del Gobierno Nacional como el de Mi Casa Ya.
El nuevo POT es respetuoso de los diferentes fallos y normativa ambiental en áreas protegidas como los cerros orientales, la reserva Van der Hammen y el río Bogotá. Además, promueve una adecuada articulación entre la estructura ecológica principal y los diferentes espacios públicos, con lo cual se garantizan más y mejores áreas para la recreación y el turismo. El suelo de protección ambiental aumentará en más de 30.000 hectáreas.
Muy importante que el POT reconozca la ciudad por sus áreas de actividad y potencialice la mezcla de usos del suelo en zonas de renovación urbana y corredores de transporte masivo. Y, así mismo, que proteja las zonas residenciales, impidiendo que en estas se desarrollen actividades de alto impacto dentro del concepto de zonas urbanas homogéneas. Gran oportunidad para clarificar la normativa de numerosos sectores que hoy no la tienen, con el constante deterioro a que se ven expuestas. Y vale la pena destacar el régimen de transición, que garantiza que el Plan Parcial del CAN (42 hectáreas) mantenga su vigencia.
Por supuesto, el POT también contiene propuestas polémicas que valdría la pena revisar en los debates que restan por tramitar en el Concejo. En primer lugar, la información sobre el crecimiento esperado de la población y el cambio en la composición de los hogares. De esos datos actualizados dependerán la edificabilidad requerida y la incorporación de suelo rural a suelo de expansión.
Dudas en torno a la vigencia del POT, también en torno a las polémicas y quizás innecesarias 14 troncales de TransMilenio, a la viabilidad de la subterranización de redes eléctricas planteada, al futuro del relleno Doña Juana, a las nuevas exigencias para las iglesias o las nuevas disposiciones frente a bienes de interés cultural, por citar algunos ejemplos. Todas estas cuestiones deben discutirse abiertamente y de cara a la ciudadanía.
Mucha atención a los programas de renovación urbana planteados. Solamente en el proyecto Alameda Entre Parques se plantea demoler 2.800 viviendas y más de 5.000 establecimientos comerciales y talleres que hoy generan más de 30.000 empleos, y así mismo con el área para uso industrial, que se reduce notablemente y no se compensa en el proyecto, siendo que la ciudad alberga el 25 por ciento de la industria nacional.
Pero, más allá de lo señalado, convengamos en que es un proyecto serio, técnicamente estructurado y sostenible. Pensado para una ciudad moderna y funcional. Ojalá consiguiera aprobarse por acuerdo.