Revivieron los auxilios
Cada día se conocen nuevos hallazgos en torno a la adjudicación del contrato por más de un billón de pesos al tristemente famoso consorcio Centros Poblados. Ya empiezan a aparecer los verdaderos socios de este escandaloso atraco a la nación. Todos, viejos conocidos de los estrados judiciales. Así como no revisaron las pólizas, tampoco les interesó indagar por ninguno de los partícipes de este entramado.
Macabro, dijo el Presidente. Es verdad. Empezando por las vehementes declaraciones de la ministra Abudinen, cuando en abril afirmó: “Si no cumplo, me llevan al cementerio, así se lo pongo. A octubre tendremos 8.700 colegios conectados… estamos detrás de los operadores porque nuestros niños y sus familias son lo más importante”. Qué curioso concepto de cementerio tiene la ministra. ¿A qué se refería cuando dijo que estaba detrás de los operadores? Todo suena siniestro.
Este viernes, por fortuna, quedó en firme la caducidad del contrato. Como era de esperarse, Pino Ricci interpuso el recurso extraordinario de revocatoria directa y pidió acreditar a sus clientes como víctimas. Anuncia pleitos interminables en los que ojalá la Agencia de Defensa Jurídica de la Nación y su director, Camilo Gómez, se apersonen. Imposible dejar en manos de los abogados del Ministerio semejante pleito. Pero ahora lo importante es saber a las cuentas de quiénes fueron a parar los $ 70.000 millones del anticipo, que nunca se recuperarán. ¿A alguien se le ha ocurrido preguntar por qué escogieron como epicentro internacional de esta operación el estado de Delaware, en Estados Unidos? Aquí no estamos tratando con principiantes, sino con verdaderos profesionales.
Como si no tuvieran suficientes problemas en el Mintic, esta semana entra en tierra derecha la resurrección de los auxilios a los medios de comunicación. Lo primero sea advertir, para que luego no digan que nada sabían, que esos auxilios están expresamente prohibidos en el art. 355 de la C. N., que establece: “Ninguna de las ramas u órganos del poder público podrá decretar auxilios o donaciones en favor de personas naturales o jurídicas de derecho privado…”.
Ya venció el plazo de evaluación de las 354 solicitudes, y ninguna, léase bien, ninguna calificó. Pero en vez de curarse en salud y no continuar con este despropósito, se autorizó un plazo adicional que venció este viernes 13 a las 11:59 p. m., día cabalístico, para subsanar la falta de cumplimiento de requisitos para acceder a los $ 85.000 millones que pretende repartir la ministra, cual piñata de cumpleaños. La lotería se hará el próximo 1.º de septiembre, por el conocido sistema de balotas, entre quienes obtengan el tiquete para participar en la rifa. Qué buen criterio de priorización o focalización de los recursos. Y todo esto, en cumplimiento de la exigente política de austeridad proclamada por el Gobierno. ¡Bravo!
Aunque 2019 y 2020 han sido años muy difíciles para el sector, celebro que medios de comunicación como Caracol TV, Blu Radio, ‘El Espectador’, RCN, Caracol Radio, ‘Semana’, Olímpica y, por supuesto, esta casa editorial, entre otros, no hayan querido aplicar a estos “beneficios”, comprometiendo su independencia y convirtiéndose en blanco de feroces críticas de la opinión.
Muy distinto sería retomar la iniciativa de la legislatura pasada y nuevamente radicada, que permitiría incorporar a nuestra legislación un mecanismo permanente de estímulo a los medios, tal como ocurre en muchísimos países a través de subsidios directos a la distribución. También, con incentivos para contratación y formación de periodistas e, incluso, programas tan necesarios como aquel de “sembrar periódicos locales”.
Bien haría el Ministerio en poner fin a esta ilegal repartija y dejar de oponerse al mencionado proyecto de ley, que sí establece un marco permanente de apoyo, transparente, que no vulnera la independencia de los medios y con claras contraprestaciones en materia de transición tecnológica e impacto social y regional.
P. D. Admiré mucho a Carlos Ardila Lülle. El más importante líder industrial del país. Todo se lo apostó a creer en Colombia. Mis condolencias a todos los miembros de su familia.
—