Sabios vs. populistas
Por: Germán Vargas Lleras
Esta comisión tiene, de entrada, la virtud no solo de estar compuesta por expertos internacionales, entre los cuales destaca el director del centro de Administración tributaria de la Ocde, sino que estará ajena a los tradicionales intereses sectoriales y a los muy poderosos e inconvenientes cabildeos. La comisión deberá entregar en junio del próximo año sus recomendaciones, las cuales servirán de insumo fundamental para la tercera reforma tributaria del actual gobierno.
No vacilo en afirmar que la Comisión de Sabios, como se ha bautizado, terminará dándonos la razón y validando con su prestigio lo que hemos sostenido desde hace años: que hay que disminuir las exclusiones, exenciones y tarifas diferenciales, que hoy suman más de 74 billones de pesos para el caso del IVA, asunto que el Congreso se ha resistido a discutir; que urge fortalecer la Dian para combatir la elusión, la evasión y el contra-bando que hoy, en conjunto, nos cuestan más de 80 billones; que tenemos que establecer tarifas competitivas si no queremos ahuyentar la inversión y desincentivar la creación de empresas y empleos productivos, y que tenemos que eliminar los impuestos antitécnicos y simplificar en lo posible el estatuto tributario.
Es bueno, diría yo, necesario, que este grupo de gurús nos permita legitimar las anteriores premisas, así como el trámite de la nueva reforma. Pero es realista reconocer que esta se tramitará al final del gobierno y en plena campaña electoral, lo cual dificultará su aprobación y la hará más vulnerable a los intereses sectoriales ya mencionados y que en mala hora quedaron representados en la comisión a través de los ministros de Agricultura, Comercio e Industria y Trabajo.
Estoy seguro de que esta comisión desaconsejará todas las iniciativas tendientes a incrementar tarifas y crear nuevos impuestos en momentos en que todos los países, comenzando por el nuestro, necesitan generar estímulos y señales de política que permitan reactivar la economía y salir al rescate de los miles de empresas afectadas por la pandemia. Ojalá que estos sabios internacionales sean capaces de convencer a los sabios criollos de que este no es momento para estrangular ni a las empresas ni a las personas naturales.
Es, sí, el momento de seguir el ejemplo de Europa, que destinó 750.000 millones de euros a la reconstrucción económica del continente; o de EE. UU., que, entre muchas medidas, ha destinado más de 2,2 billones de dólares en soporte y préstamos a empresas y ciudadanos; o del Reino Unido, en donde no solo se han invertido miles de millones de libras esterlinas en la recuperación, sino que se ha rebajado el IVA de un 20 a un 5 % temporalmente. Así mismo, Francia destinó 300.000 millones para el programa de salvamento de sus empresas. A nadie, salvo a los políticos colombianos, se le ha ocurrido que la receta para salir de la crisis sea gravar más al sector productivo.
En total contravía con lo expuesto por el director de la Dian, se une al proyecto de impuestos solidarios el proyecto de algunos liberales que propone eliminar el IVA y sustituirlo por un impuesto al consumo del 8 %. Con esta audaz medida se podría reducir el recaudo en 30 billones. Un impuesto en cascada como el propuesto encarecería el precio de todos los productos con más de dos etapas de producción y nos impediría competir aún más en los mercados locales e internacionales. Un impuesto así estructurado no existe en ningún país. Una genialidad local sonora pero regresiva y muy inconveniente. Sorprende que el Partido Liberal la esté avalando. Solo comparable con la también genial y populista del partido Verde de reducir la jornada laboral a 6 horas, 36 semanales.
Bienvenidos, entonces, la Comisión de Expertos y el anuncio reiterado del Gobierno de que no habrá reforma tributaria este año.
Esta semana se instaló formalmente la comisión de expertos internacionales en tributación, ordenada por la ley de crecimiento económico. Se trata de una muy positiva iniciativa, pues, como fue advertido por el director de la Dian, de cada 100 pesos que el país podría recaudar por impuestos, solo ingresan 40 por concepto de las exenciones y los beneficios tributarios existentes.