SOS por clínicas y hospitales
Por: Germán Vargas Lleras
Registro como muy positivo el hecho de que en todas las instancias, tanto la nacional como las regionales y locales, se esté actuando con el criterio de que lo primero es la salud y la vida. Por ello no me cansaré de insistir en que la prioridad del Gobierno y del Minhacienda debe ser no dilatar más el giro de los recursos adeudados. Qué puede ser más importante que preparar las clínicas y hospitales para hacer frente a la avalancha de pacientes que en los próximos días y semanas inundarán sus limitadas instalaciones.
Me pregunto cómo lo harán si esta es la hora en que no reciben los recursos económicos tantas veces anunciados y prometidos. Van unos ejemplos: a la Fundación Santafé el sistema le adeuda 124.000 millones; a la Cardio Infantil, 200.000; a la Shaio, 95.000; al Erasmo Meoz de Cúcuta, que recibe el impacto de la frontera venezolana, 370.000; en Medellín, al San Vicente, 270.000, y al Pablo Tobón, 300.000. Y la lista es interminable.
Lo mismo ocurre con los hospitales públicos, entre los que destacan la red integrada del norte de Bogotá, a la que se le adeuda 380.000 millones; al Universitario de Santander, 260.000; al Instituto de Cancerología, 262.000. Si sumáramos los 25 principales hospitales públicos, la cifra supera los 4,8 billones. Y son más de 1.800 clínicas y hospitales tanto públicas como privadas. ¿Cómo van a responder a la pandemia, si ni siquiera han podido pagar salarios? ¿Qué más esfuerzos y sacrificios se van a exigir a médicos, enfermeras y personal del sector salud? Las cifras no mienten. Son más de 11 billones que no pueden seguir financiándose, aplazando los pagos en todos los eslabones de la cadena. Estamos frente a un verdadero SOS que no se va a solucionar con más anuncios, sino con el cumplimiento rápido del decreto reglamentario de la ley de punto final expedido el viernes, en buena hora, y con la recepción y pago de las cuentas de cobro en el Banco de la Salud, que sigue paralizado.
La solución es el desembolso inmediato de los recursos directamente a las clínicas y hospitales, sin la intermediación de las EPS, que, dicho sea de paso, tampoco son las responsables de lo que está ocurriendo. Está claro que también habrá que abrir el rubro de catastróficos para irrigar nuevos recursos al sistema y disponer de los recursos de las regalías.
La mayoría de las EPS, con enormes esfuerzos por la iliquidez general, han atendido cumplidamente a sus afiliados. No es el caso de Medimás y Coomeva, que deberían ya haber sido liquidadas. ¿Por qué no actúa la Superintendencia de Salud? ¿Qué está esperando? ¿El pico de la crisis? Hay que distribuir de inmediato a estos 5 millones de colombianos entre las demás entidades del sector.
Tampoco se pueden perder de vista los dineros adeudados al sistema por Café Salud, Saludcoop, Cruz Blanca y Salud Vida. Son más de 4 billones. ¿Quién va a responder?
Por estos días se compara nuestro sistema de protección en salud con los de muchos otros países con coberturas y prestaciones muy inferiores a las colombianas. Lo que se oculta es el espejismo de un sistema desfinanciado estructuralmente, forjado a punta de fallos de tutela y que se ha convertido en la principal tronera del presupuesto nacional.
El Gobierno actuó bien en decretar el aislamiento y ahora podrá seguramente mostrar los beneficios de esa difícil decisión que ha impuesto enormes esfuerzos y sacrificios a los colombianos. Con una curva que al momento de escribir estas líneas luce manejable, el país ha conseguido preparar unidades de cuidado intensivo e intermedio, importar insumos y equipos de respiración asistida y prepararse para realizar cientos de miles de pruebas. Pero es muy probable que la cuarentena deba extenderse unas cuantas semanas más, no por el arrebato de protagonismos locales, sino por el análisis científico y sereno del comportamiento del virus.
P. D. El país tiene que estar agradecido y orgulloso de la solidaridad y calidad de muchos de sus empresarios que han salido a proteger la vida, el empleo y los ingresos de millones de colombianos.