Turismo
Por: Germán Vargas Lleras
Quiero aprovechar estos días de festivos y vacaciones para reflexionar sobre una de las grandes apuestas que podríamos hacer como país para promover un crecimiento acelerado de nuestra economía, del empleo de calidad y de los ingresos de miles de familias colombianas.
Me refiero, naturalmente, al turismo, que como industria ya le está generando al país divisas por más de 6.000 millones de dólares, correspondientes a los más de 5,5 millones de visitantes que recibimos anualmente. Estas cifras, aunque importantes, no llegan a representar el 3 % de nuestro producto interno bruto y podrían, dada la potencialidad de nuestros recursos turísticos, culturales y naturales, llegar en pocos años a un 10 %, como es el caso de España y, en nuestra región, de países como Perú, México o República Dominicana.
Para ello tenemos que proponernos metas ambiciosas pero posibles, como la de llegar a 10 millones de visitantes en el 2022, lo cual representaría para nuestro país el ingreso de más de 10.000 millones de dólares en divisas y pondría este sector al nivel de la industria petrolera y por encima de las exportaciones del sector industrial.
Esta meta supone la generación de más de 800.000 empleos nuevos en los próximos cuatro años, distribuidos en buena parte del país e impactando actividades tan diversas como la hotelería, el transporte, los restaurantes, las agencias de viajes y muchas otras, promovidas por el Gobierno dentro del concepto de la economía naranja.
Para atraer este importantísimo flujo de visitantes extranjeros, y también atender el creciente turismo nacional, es necesario doblar los niveles de inversión foránea en el sector, que han sido tradicionalmente del orden de 1.500 millones de dólares anuales. Se necesitará, además, capacitar a más de 350.000 trabajadores en temas como servicio al cliente, gastronomía, guianza turística, servicios de salud y bilingüismo.
También tendríamos que apoyar las empresas en sus procesos de calidad, productividad y desarrollo tecnológico por medio de mecanismos de cofinanciación y acompañamiento de entidades como Fontur y ProColombia. Destinar no menos de 200 millones de dólares anuales para fortalecer el presupuesto de competitividad de la industria y la promoción del país y sus regiones en el exterior.
Pero uno de los principales problemas que hay que combatir es el de la informalidad y la competencia desleal que ella genera a los demás operadores. Con este propósito se deben fortalecer las facultades sancionatorias del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
Así mismo, es indispensable contar con una regulación homogénea de las actividades de intermediación que se hacen a través de plataformas tecnológicas y hacerlas cumplir las mismas obligaciones que tienen los prestadores nacionales, y regular adecuadamente una política laboral que tenga en consideración las particularidades de este sector en cuanto a su estacionalidad y permitan contratos más flexibles, que beneficien a empresas y trabajadores.
Otro aspecto fundamental tiene que ver con los planes de ordenamiento territorial, los cuales deben reglamentarse para incorporar la actividad del turismo, prevenir impactos ambientales, socioculturales y económicos negativos y ordenar territorialmente los destinos con vocación turística.
P. D. Y, como lo mencioné la semana pasada, cumplir cualquier meta presupone adoptar una política de cielos abiertos. Me pregunto: ¿no sería bueno para los usuarios si la aerolínea Qatar ofreciera la ruta Cali-Cartagena? ¿O si Emiratos pusiera en servicio el trayecto Bucaramanga-Nueva York? Por mencionar algunas de tantas posibilidades.
Me pregunto, asimismo, por qué los colombianos que no residen en Bogotá tienen que seguir soportando largas esperas en la capital para hacer conexiones a cualquier lugar.
tá tienen que seguir soportando largas esperas en la capital para hacer conexiones a cualquier lugar.